viernes, 16 de septiembre de 2011

Se triplicarían para 2024 las muertes por ACV en América Latina

15 millones de personas en el mundo sufren accidentes cerebrovasculares.

 
 De acuerdo con el informe ¿Cómo reducir los accidentes cerebrovasculares en Latinoamérica?, existe una tendencia marcada en la región al aumento de casos de accidentes cerebrovasculares (ACV) dado el envejecimiento de la población. Por lo que se estima que se triplicarían las muertes por esta patología para el año 2024.
En el mundo, se estima que anualmente cerca de 15 millones de personas sufren de un ACV, una interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro. En América Latina se conoce que durante 2004 se registraron cerca de 437.000 nuevos casos y 896.000 fallecimientos por enfermedades cardiovasculares.
La población que padece de fibrilación auricular (FA), la anomalía sostenida más común del ritmo cardiaco, tiene un riesgo de sufrir un ACV cinco veces mayor en comparación con la población normal. Así lo asegura el estudio presentado este jueves por un grupo de especialistas de toda la región en el marco del III Conferencia Latinoamericana de la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía.
La FA afecta a millones en Latinoamérica. Sólo en Brasil se ha registrado la existencia de más de 1,5 millones de personas que viven con esta anomalía cardiaca. Sin embargo, se desconoce la incidencia y la prevalencia de la FA en toda la región, dada la falta de información en la mayoría de los países.
El costo de un ACV
Las implicaciones económicas de un ACV son significativas. Por ejemplo, se calcula que en la Argentina y Brasil, los gastos nacionales de atención médica en la hospitalización inicial para pacientes de los ACV asciendan a aproximadamente US$ 434 millones y US$ 450 millones, respectivamente. La detección temprana, en especial entre quienes padecen FA, podría significar una reducción del gasto público en salud por esta patología.
“Esta es una epidemia que ya está en curso. Los ACV son una amenaza grave para la salud pública en América Latina. Las personas con FA tienen a presentar ACV más graves, los cuales causan una mayor discapacidad y tienen peores desenlaces. Por lo tanto, es probable que signifiquen en mayores costos para los sistemas sanitarios, los pacientes y sus familias”, señaló Carlos Cantú, profesor del Programa “Accidentes Cerebrovasculares” de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro fundador de la Asociación Mexicana de los Accidentes Cerebrovasculares.
Del informe, respaldado por 37 asociaciones médicas y de pacientes de América Latina, se desprenden una serie de recomendaciones para los gobiernos nacionales, como la necesidad de desarrollar estrategias coordinadas para el diagnóstico temprano y adecuado de la FA, estimular la investigación acerca de la prevención y tratamiento de la FA, implementar el cumplimiento de las guías de tratamiento de los pacientes y promover la igualdad de acceso a la terapia, entre otras.
“La mayoría de los derrames cerebrales relacionadas con la FA se pueden prevenir mediante la detección temprana y un mejor control de la enfermedad. Las recomendaciones de nuestro informe ofrecen medidas estratégicas que se pueden tomar para prevenir una epidemia potencialmente devastadora. El riesgo de un accidente cerebrovascular relacionado con la FA aumenta con la edad. Cada uno de nosotros tenemos una posibilidad de uno en cuatro de desarrollar FA, así que está claro que existe una necesidad médica sin satisfacer para la prevención de los accidentes cerebrovasculares en personas con fibrilación auricular”, dijo Jorge González Zuelgaray, jefe del Servicio de Arritmias y Electrofisiología del Sanatorio de la Trinidad San Isidro y presidente de la Alianza de Arritmias (Argentina). 

Fuente: EL Sol

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