Sólo una institución, el sanatorio Puiggari cercano a Paraná,
recibió el último año a 9.013 uruguayos, más del doble que en 2006 En
Salto y Paysandú empresas trasladan pacientes
Acceder a un diagnóstico rápido y certero, al tratamiento adecuado y a
un trato digno son las principales razones por las que miles de
uruguayos viajan y se asisten en Argentina. Solo el sanatorio Puiggari
atendió a 9.013 uruguayos en el último año.
Para quienes viven en departamentos fronterizos decidir ir al médico
en las ciudades argentinas vecinas no es una novedad. Lo que sí cambió
es el volumen del fenómeno, según consultas realizadas por El País en
Uruguay y Argentina. Además, residentes en Montevideo y otros
departamentos no fronterizos también acuden cada vez más al vecino país
por cuestiones vinculadas a su salud.
En Salto y Paysandú consultar sobre este tema tiene una respuesta
excluyente: viajar al Sanatorio Adventista del Plata, conocido como
Puiggari, la localidad donde está ubicado, cercana a Paraná. En ambas
capitales departamentales hay empresas que se dedican a transportar
personas hacia allí.
Con un promedio de tres frecuencias semanales y aproximadamente un
centenar de personas por mes, Transturpay Viajes es la firma sanducera
que más pasajeros transporta hasta Puiggari, situado a 270 kilómetros de
Paysandú. Los viajeros provienen de todo el país.
Además del viaje, la empresa coordina la consulta y muchas veces
también lleva o trae documentación, resultados de análisis o medicación,
explicó a El País Juan José Ferreira, uno de sus responsables.
Los pacientes que trasladan suelen dar dos motivos para decidir
viajar: lograr una consulta médica en corto plazo (apenas días) y la
posibilidad de realizarse un chequeo completo en el día, incluyendo
consulta con especialista, análisis clínicos y estudios de imagenología.
Lo que también repiten es que esa institución es “una garantía”. “Uno
siente que estuvo en el lugar adecuado para quedarse tranquilo”,
comentó un hombre que tras una intervención quirúrgica coronaria en el
país, decidió consultar allí.
Otros aducen la “dedicación y disponibilidad” de los médicos, como
una diferencia con “los de acá”. “Nunca están apurados. La primera vez
que fui no sabía qué decir, porque el doctor me decía `pregunte` y se
quedaba mirándome”, relató una mujer, que aunque sus cuatro hijos están
afiliados a la mutualista local, acostumbra pedir la “segunda opinión”
en el sanatorio argentino.
Los resultados para ella han sido satisfactorios: los médicos
coincidieron en la opinión acerca de la necesidad de intervenir a su
hijo mayor de los oídos, pero disintieron en el tratamiento para el asma
de una de sus hijas. “Después de años de tratarla acá y sin mejorar
nada, allá le cambiaron el medicamento; no puedo decir que se curó del
asma, pero está controlada y ya casi no se ataca, como antes”, dijo.
Para esta mujer, que prefiere no identificarse, hay otra diferencia
importante entre la medicina uruguaya y la ejercida en el lugar. “Acá
parecería que empiezan y van probando hasta que algún tratamiento de
resultado y allá primero hacen un diagnóstico para saber cuál es la
medicación o el tratamiento indicado, antes de eso no dan nada”, opinó.
Agregó que “descubrió” otra diferencia el día que le preguntó al médico
en Paysandú por el medicamento que le habían indicado y brindado en
Puiggari. “Me dijo que `eso` todavía no estaba disponible, como un
imposible, pero resulta que estaba ahí, no en Europa ni Estados Unidos,
estaba del otro lado del charco”, añadió.
En Salto, Alberto Galbarini, quien traslada en su vehículo a
pacientes a territorio argentino y coordina los días y horarios para la
atención en el Sanatorio Adventista, señaló que las personas buscan allí
“un diagnóstico rápido y que lo curen o le digan la verdad sobre su
enfermedad”. “La mayoría de los que asisten se vienen en pocas horas con
todos los resultados y en aquellos casos en los que los estudios
demandan mayor tiempo, el médico se contacta telefónicamente y le
informa sobre su situación, sin necesidad de que tenga que retornar a
una nueva consulta”, dijo.
Galbarini consideró que la demanda en encontrar una mejor atención
para la salud en Entre Ríos coincide con las dificultades que encuentran
los pacientes tanto en la órbita privada como en la salud pública, que
lleva a que pasen meses para que se determine un diagnóstico, y están
cansados de concurrir a las emergencias y salir con un blíster de
analgésico. “Tengo gente de Bella Unión, Artigas, Paysandú, Tacuarembó y
Montevideo. Se cansan de esperar y están sufriendo”, señaló.
El traslado al sanatorio Puiggari, a 300 kilómetros de Salto, tiene
un costo de $ 1.400. “Lo que la gente reconoce no es solo la rapidez con
que retorna con sus diagnósticos, sino el trato que se le dispensa y el
tiempo que le dedica el médico en la consulta, que es lo que hemos
perdido en la salud los uruguayos”, concluyó.
En el último año el Sanatorio Adventista del Plata recibió 9.013
pacientes uruguayos, informaron en el Departamento de Relaciones
Públicas. “El número de pacientes uruguayos viene incrementándose
notoriamente cada año. Como ejemplo, en el 2006 vinieron 4.070 y en el
último año 9.013″, señalaron. Más del 50% de ellos provienen de Salto y
Paysandú y localidades cercanas. Desde Montevideo y su zona de
influencia recibieron a 500 personas en el último año.
Las especialidades más demandadas son Clínica, Cardiología,
Ginecología, Alergología y Endocrinología. Los costos de las consultas
varían según la especialidad pero van desde 60 a 110 pesos argentinos
-equivalentes a entre 240 y 440 pesos uruguayos-. A su vez, muchos optan
por realizarse un chequeo médico que la institución ofrece en el día,
con un costo de 700 pesos argentinos (2.800 uruguayos). Después de la
primera consulta, las demás son bonificadas.
Más allá del Puiggari, Oftalmología, Traumatología y Dermatología son
tres de las especialidades más consultadas por los uruguayos en
Argentina.
Oftalmólogos reconocidos reciben usualmente en Buenos Aires a
pacientes uruguayos, en especial de Montevideo. Los sanduceros y
salteños también consultan en Argentina por tratamientos e
intervenciones oftalmológicas. En general, los pacientes que viajan
desde Paysandú aducen que no hay tecnología moderna disponible que
resuelva ciertas patologías.
En Concordia, el doctor en Osteopatía y Quiropraxia y licenciado en
Kinesiología y Fisioterapia, Sergio Javier Bastian, atiende en los
últimos cuatro años cada vez a más uruguayos. Actualmente, 35% de sus
pacientes son de este país. Para acceder a una consulta la espera no
sobrepasa los cuatro días.
“Uno de los motivos por el que la gente acude para ser atendida en
nuestros consultorios es que en Uruguay los turnos y las derivaciones
son muy largas y la espera del paciente hace que tenga que aguardar por
una respuesta, y muchas veces por el problema del dolor no está
dispuesto a seguir esperando. No le veo otro sentido de por qué concurre
la gente de Uruguay”, dijo Bastian a El País.
Verónica Pasquali se atiende con él. Hace unos años sufrió una
rectificación cervical y en Salto, su ciudad natal, le recomendaron que
viera a Bastian. La consulta derivó en que no sólo atendiera allí su
problema de columna sino también su psoriasis, enfermedad inflamatoria
de la piel que produce lesiones escamosas.
En su caso no sólo recibió un tratamiento que le dio más resultado (a
través de homeopatía) sino también una mejor atención. La psoriasis no
es contagiosa, sin embargo su médico la atendía con distancia. “Para ver
la pierna levantaba el pantalón con la lapicera, tampoco estás
sarnoso”, comentó.
NO ES PARA TODOS. No sólo a las ciudades limítrofes
llegan pacientes de Uruguay. En Buenos Aires, la Fundación de Ayuda al
Paciente Psoriásico (FAPP) recibe tres uruguayos por semana. “Es re
común, hace muchos años que vienen”, comentaron en la administración de
la fundación. Estiman que solo en 2011 se han registrado 100 consultas
de uruguayos.
Conocida como Clínica Ruggero, en referencia a Bruno Ruggero,
paciente psoriásico que la fundó, en FAPP se ofrece asistencia con
dermatólogos especializados y medicamentos que en Uruguay no suelen
recetarse. Eso fue lo que estimuló a Luis Alonzo a cruzar el charco.
“Todo es muy lento acá. No me daban una atención acorde a las
necesidades que yo tenía”, recordó. La mayoría de los medicamentos
contra la psoriasis tienen corticoides y Alonzo no puede tomarlos por
problemas cardíacos. Le mandaban pomadas pero, según contó, no le hacían
nada.
Fue a la Clínica Ruggero y obtuvo buenos resultados, pero era caro.
Solo los gastos de consultas durante los tres meses que dura el
tratamiento, implican unos 2.500 pesos uruguayos. A lo que hay que
sumarle los medicamentos, el pasaje, y, si es necesario, la estadía.
Luis Tagle vivió la misma limitación. Tiene psoriasis hace cuatro
años y los tratamientos que ha recibido no le dan resultado. Averiguó en
Buenos Aires pero tampoco puede pagarlo. “Hay gente que tiene la opción
de ir”, pero no es para todos, lamentó.
En su mutualista pidió cita con la dirección médica y preguntó por
qué no le recetaban medicamentos que sabía prescribían en otros países y
le respondieron que “no era obligatorio”. “Me dijeron que hay un
vademécum con medicamentos que el Ministerio de Salud Pública fija como
obligatorios. Que esos sí me los tenían que dar, pero los otros como
eran caros no los daban”, dijo.
Su dermatóloga le habló de tratamientos más efectivos disponibles en
Uruguay a nivel privado, pero tenían un costo de entre ocho y diez mil
pesos. No puede pagarlos y aún no ha dado con una respuesta efectiva que
pueda costear.
Tanto Tagle como Alonzo y Pasquali forman parte de los 90 uruguayos
que desde 2003 se contactaron con la Asociación Civil para el Enfermo de
Psoriasis (Aepso), organización sin fines de lucro que ofrece
contención y orientación a pacientes y familiares. Silvia Fernández
Barrio, presidenta de Aepso, manifestó a El País sentirse preocupada
porque los pacientes en Uruguay no tengan la orientación que necesitan.
“Debemos tomarlo como válido”
Para Julio Trostchansky, expresidente del Sindicato Médico del Uruguay, es entendible que haya pacientes que decidan atenderse en el exterior, sobre todo si sufren patologías en las que Uruguay tiene un nivel “aceptable”, pero no “excelente”.
Para Julio Trostchansky, expresidente del Sindicato Médico del Uruguay, es entendible que haya pacientes que decidan atenderse en el exterior, sobre todo si sufren patologías en las que Uruguay tiene un nivel “aceptable”, pero no “excelente”.
“No debe ser motivo de sorpresa ni generar recelos en la comunidad
médica. Debemos tomarlo como válido, como entendible”, consideró al ser
consultado por El País.
“La forma organizativa actual y la brecha tecnológica con los países
de la región ha generado que el sistema actual no pueda brindar niveles
de excelencia en el proceso asistencial”, agregó Trostchansky.
En cuanto a “la forma organizativa”, el médico dijo que si en
enfermedades complejas como el cáncer de páncreas o algunas patologías
cardíacas, cada centro de salud atiende únicamente a sus pacientes,
nunca se logrará la experiencia necesaria para obtener resultados
óptimos. Y en materia costo-beneficio, no resulta redituable apostar por
mejoras tecnológicas.
En Argentina o Brasil, comentó Trostchansky, existen centros de
referencia que concentran la atención y el tratamiento de determinadas
enfermedades y por eso pueden ofrecer mejores resultados. Además, en los
últimos años, ambos países han mejorado su infraestructura sanitaria y
hoy logran niveles similares a los de Estados Unidos o Europa, agregó.
Para Trostchansky, en cada especialidad hay alguna enfermedad en la que los pacientes consideran atenderse en otro país.
Primero buscan una segunda consulta y si no coincide con lo que les
dijo su médico o les resulta más acertada, siguen atendiéndose. Pero “la
persona no sale por salir, hay patologías que ameritan que busquen una
segunda opinión”, agregó.
Seguros notan la tendencia
El interés de los uruguayos en atenderse en el exterior es percibido por las empresas que ofrecen seguros de salud. Francisco Viviella, adscripto a la gerencia técnica de Mapfre, dijo que “hay una mayor tendencia a contratar seguros que cubran los viajes al exterior para consultar un especialista o hacerse una intervención quirúrgica. Además, dijo, se comienza a optar por Buenos Aires porque es más económico que ir a Estados Unidos, y está más cerca si surge algún imprevisto. Mapfre trabaja en convenios con mutualistas para ofrecer seguros a sus afiliados.
El interés de los uruguayos en atenderse en el exterior es percibido por las empresas que ofrecen seguros de salud. Francisco Viviella, adscripto a la gerencia técnica de Mapfre, dijo que “hay una mayor tendencia a contratar seguros que cubran los viajes al exterior para consultar un especialista o hacerse una intervención quirúrgica. Además, dijo, se comienza a optar por Buenos Aires porque es más económico que ir a Estados Unidos, y está más cerca si surge algún imprevisto. Mapfre trabaja en convenios con mutualistas para ofrecer seguros a sus afiliados.
Un país que promueve esos viajes
- TURISMO DE SALUD Es un mercado que genera a nivel mundial unos 60.000 millones de dólares al año y se espera que en 2012 mueva unos 100.000 millones, según estimaciones de Deloitte.
- INICIATIVA En 2008 hospitales y clínicas privadas de Argentina acordaron un plan con el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) para salir a promover a ese país como un destino de turismo de salud en el exterior.
- MOTIVOS Leonardo Boto, responsable del Inprotur, señaló que los atractivos turísticos suman a un cóctel de factores que hace que los extranjeros se definan por Argentina a la hora de hacerse un tratamiento médico o estético: “Los profesionales son muy prestigiosos, hay inversión en innovación tecnológica, las clínicas brindan confort y atención personalizada, y las prácticas son mucho más económicas acá que en Europa o Estados Unidos”, dijo un año después de iniciado el plan al diario “Clarín”.
- BALANCE La cantidad de pacientes que viaja a Argentina por razones médicas sube 10% por un año. En 2009 dejaban en ese país US$ 80 millones.
Fuente: El Pais
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