15 millones de personas en el mundo sufren accidentes cerebrovasculares.
De acuerdo con el informe ¿Cómo reducir los accidentes
cerebrovasculares en Latinoamérica?, existe una tendencia marcada en la
región al aumento de casos de accidentes cerebrovasculares (ACV) dado el
envejecimiento de la población. Por lo que se estima que se
triplicarían las muertes por esta patología para el año 2024.
En el mundo, se estima que anualmente cerca de 15 millones de
personas sufren de un ACV, una interrupción del suministro de sangre a
cualquier parte del cerebro. En América Latina se conoce que durante
2004 se registraron cerca de 437.000 nuevos casos y 896.000
fallecimientos por enfermedades cardiovasculares.
La población que padece de fibrilación auricular (FA), la anomalía
sostenida más común del ritmo cardiaco, tiene un riesgo de sufrir un ACV
cinco veces mayor en comparación con la población normal. Así lo
asegura el estudio presentado este jueves por un grupo de especialistas
de toda la región en el marco del III Conferencia Latinoamericana de la
Sociedad Internacional de Farmacoeconomía.
La FA afecta a millones en Latinoamérica. Sólo en Brasil se ha
registrado la existencia de más de 1,5 millones de personas que viven
con esta anomalía cardiaca. Sin embargo, se desconoce la incidencia y la
prevalencia de la FA en toda la región, dada la falta de información en
la mayoría de los países.
El costo de un ACV
Las implicaciones económicas de un ACV son significativas. Por ejemplo, se calcula que en la Argentina y Brasil, los gastos nacionales de atención médica en la hospitalización inicial para pacientes de los ACV asciendan a aproximadamente US$ 434 millones y US$ 450 millones, respectivamente. La detección temprana, en especial entre quienes padecen FA, podría significar una reducción del gasto público en salud por esta patología.
Las implicaciones económicas de un ACV son significativas. Por ejemplo, se calcula que en la Argentina y Brasil, los gastos nacionales de atención médica en la hospitalización inicial para pacientes de los ACV asciendan a aproximadamente US$ 434 millones y US$ 450 millones, respectivamente. La detección temprana, en especial entre quienes padecen FA, podría significar una reducción del gasto público en salud por esta patología.
“Esta es una epidemia que ya está en curso. Los ACV son una amenaza
grave para la salud pública en América Latina. Las personas con FA
tienen a presentar ACV más graves, los cuales causan una mayor
discapacidad y tienen peores desenlaces. Por lo tanto, es probable que
signifiquen en mayores costos para los sistemas sanitarios, los
pacientes y sus familias”, señaló Carlos Cantú, profesor del Programa
“Accidentes Cerebrovasculares” de la Universidad Nacional Autónoma de
México y miembro fundador de la Asociación Mexicana de los Accidentes
Cerebrovasculares.
Del informe, respaldado por 37 asociaciones médicas y de pacientes de
América Latina, se desprenden una serie de recomendaciones para los
gobiernos nacionales, como la necesidad de desarrollar estrategias
coordinadas para el diagnóstico temprano y adecuado de la FA, estimular
la investigación acerca de la prevención y tratamiento de la FA,
implementar el cumplimiento de las guías de tratamiento de los pacientes
y promover la igualdad de acceso a la terapia, entre otras.
“La mayoría de los derrames cerebrales relacionadas con la FA se
pueden prevenir mediante la detección temprana y un mejor control de la
enfermedad. Las recomendaciones de nuestro informe ofrecen medidas
estratégicas que se pueden tomar para prevenir una epidemia
potencialmente devastadora. El riesgo de un accidente cerebrovascular
relacionado con la FA aumenta con la edad. Cada uno de nosotros tenemos
una posibilidad de uno en cuatro de desarrollar FA, así que está claro
que existe una necesidad médica sin satisfacer para la prevención de los
accidentes cerebrovasculares en personas con fibrilación auricular”,
dijo Jorge González Zuelgaray, jefe del Servicio de Arritmias y
Electrofisiología del Sanatorio de la Trinidad San Isidro y presidente
de la Alianza de Arritmias (Argentina).
Fuente: EL Sol
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