El
estudio de los sentimientos y las emociones se ha extendido en la
última época mediante el modelo de la Inteligencia Emocional (IE). Con
la denominación de IE se pretende significar todo un conjunto de
habilidades de procedencia psíquica que influyen en nuestra conducta.
El avance en la investigación de las
funciones del cerebro y de sus respectivas conexiones neuronales, ha
permitido un mejor conocimiento de su interacción con las diferentes
estructuras y áreas cerebrales que gobiernan nuestros estados de ánimo:
iras, temores, pasiones, alegrías, etc. favoreciendo el desarrollo de la
IE.
El Coeficiente Intelectual no es el único factor que indica la
capacidad del sujeto humano, ya que existen toda una serie de
habilidades que se pueden aprender, basadas en los sentimientos y las
emociones: el autocontrol, el entusiasmo, la automotivación, la empatía,
etc.
Se trata de explicar como pueden ser
controladas emocionalmente muchas de nuestras actividades, y porqué en
ocasiones podemos ser tan racionales y en otras tan irracionales.
El objetivo es dotar de inteligencia a la
vida emocional, adquiriendo hábitos emocionales para saber dominar los
impulsos negativos, comprender los sentimientos de los semejantes y
manejar de forma amable nuestras relaciones.
La IE considera que los impulsos son la
energía de nuestras emociones que intentan expresarse en la acción.
Quienes están a merced de sus impulsos y no saben controlarlos muestran
una débil voluntad, y viven interiormente perturbados.
La IE parte del supuesto de que la herencia
genética nos ha dotado de unas sensaciones emocionales que determinan
en parte nuestro temperamento.
No obstante, las funciones cerebrales relacionadas con la actividad
emocional, son tan flexibles y adaptables que permiten superar los
defectos de nuestra voluntad y mejorar nuestro carácter. Nuestras
emociones se integran en el sistema nervioso en forma de tendencias
automáticas. Es así, que nuestras decisiones y nuestras acciones
dependen tanto de nuestros sentimientos como de nuestros pensamientos.
Nuestras reacciones ante determinadas situaciones, no son sólo fruto de
un
juicio racional, sino también de emociones en forma de impulsos de
acción automática.
Pero en muchas ocasiones
de la vida necesitamos la ayuda de alguien que nos facilite la salida
de situaciones emocionales traumáticas, y nos ayude a poder utilizar en
forma racional las posibles reacciones emocionales negativas.-
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