martes, 13 de noviembre de 2012

¿Cómo afrontar el despido?.-

En un mundo perfecto tu trabajo estaría muy por encima de lo exigible, tu genialidad sería reconocida universalmente y tu puesto jamás correría peligro alguno. Pero este no es un mundo perfecto. Nunca lo fue y ciertamente, ahora lo es menos. Con una coyuntura económica difícil, vos podés ser el siguiente.

Los empleos no están exentos de recortes, ni mucho menos. Las empresas necesitan sobrevivir y, para ello, abaratan costos. Y la vía rápida es la disminución de la nómina.

¿Qué hago si me despiden?

Mañana lunes te despertás y dispones de 24 horas libres. Sin jefes, ni horarios, ni compañeros de trabajo. Sin rutina ni estrés ni mal humor. Enteramente libres. Pero también sin sueldo, sin rol … Ese es el horror de todo trabajador.

Existen dos clases de despido:

1.Las reducciones masivas en las que desaparecen departamentos o unidades enteras de una empresa. En estos casos, la dirección se da cuenta de que un departamento no es rentable o es prescindible y ya no puedes hacer nada. De un día para otro, todos los miembros de un equipo están en la calle, sin trabajo.

2.Despido individual. Esto es lo más frecuente. Ante los elevados gastos, la empresa decide reducir el número de trabajadores y, para ello, consultará la rentabilidad de cada uno de ellos. Los trabajadores menos productivos serán los desafortunados en irse a la calle. Sin embargo, evitar esto sí que es posible, dado que si el gestor del departamento despide a dos, pero mantiene a los otros diez, ¿qué tendrán ellos que no tenga yo?

Aquí algunos consejos para evitar tu despido: muéstrate siempre contento con tu puesto de trabajo, actualiza tu currículum vitae mientras ejerces tu profesión y no tengas miedo en reparar en aquellos detalles que describan el valor cuantificado de las actividades desarrolladas. Intenta colaborar con todo el equipo y sé valioso más allá de tu propio departamento para que todos hablen bien de vos.

Si, a pesar de todo, te despiden, tienes trabajo por hacer. Es difícil no dejarse hundir por la preocupación de perder el empleo, pero la única manera de mantener la estabilidad emocional es saber afrontar con entereza los distintos baches que aparezcan en el camino, sean grandes o pequeños. Piensa que el estar desempleado es solo un tránsito hacia un mejor trabajo. Los desempleados sufren una notable pérdida de autoestima y es ahí donde deben convencerse de que ésto sólo merma sus capacidades y habilidades para el encuentro de un nuevo empleo. Aunque la negatividad y el pesimismo formen parte del proceso de duelo, las personas que han sido despedidas han de recordar que quejarse, protestar y lamentarse no va a devolverles su puesto de trabajo.

Hablamos de transición hacia un nuevo empleo porque toda persona parada, inconscientemente, atraviesa cinco etapas. Y únicamente conseguirá su nuevo puesto de trabajo cuando haya superado las cinco.

La primera etapa es la negación de lo que ha sucedido, nadie quiere admitir el fracaso profesional que supone su propio despido. La segunda la protagoniza la ira, cuando el desempleado habla vengativamente de la decisión tomada por su empresa. Luego, cuando ya no queda nada que reprocharle a la empresa, se intenta recuperar el puesto de trabajo de todas las formas posibles. Algo que ya es demasiado tarde para intentar y que desemboca en la cuarta fase: la tristeza y desolación. Finalmente, con el paso del tiempo, llega esa quinta y última fase, la de la aceptación, cuando se asume con entereza el presente y a partir de él, comienza a dar los primeros pasos hacia un nuevo futuro laboral. Todo esto bien podría aplicarse a otras áreas no estrictamente profesionales, pues nos recuerda incluso a las fases de una ruptura sentimental. En cualquier caso, es necesario superarlas para seguir adelante.

Lo primordial es entender que estar desempleado no significa no tener nada que hacer. Todo lo contrario. Empieza por comunicarle la mala noticia a tus amigos y familiares, cuyo apoyo moral siempre será favorable para agilizar todo el proceso de tristeza y desesperación. Fíjate objetivos a corto y a largo plazo, tener metas siempre es una forma de incentivarse a uno mismo y recuperar el ánimo. Una de las tareas más útiles es la de construir toda una red de contactos, comunicarse con el entorno y abrirse a nuevas ofertas de trabajo. Reflexiona sobre lo que verdaderamente te gusta, ahora que estás a tiempo de elegir, y ten en cuenta si el nuevo puesto de trabajo va ligado a tus preferencias y a tus capacidades personales, de lo contrario podrías caer en un nuevo despido. En este sentido, siempre es bueno tener en cuenta la posibilidad de cursos de formación, así como instruirse sobre la preparación de una entrevista de trabajo, etc.

Con todos estos pasos, al final el desempleado se da cuenta de que está luchando por lograr en el futuro un saldo más digno del que tuvo. Se construirá como persona y se abrirá a nuevas opciones del mercado laboral. Aunque al principio pueda parecerlo, el desempleo no es el fin del mundo. Después de todo, solo es un camino de transición entre nuestro antiguo trabajo y el que nos está esperando a la vuelta de la esquina.

No hay comentarios: