martes, 23 de noviembre de 2010

Con esta ley, muchas prepagas desaparecerán.

El sector de la medicina prepaga encendió todas las luces de alerta. La Cámara de Senadores, y el propio Gobierno, se muestran decididos a promulgar una ley que regula este negocio
Luego de casi dos años de girar por el Congreso y cerca de perder su estado parlamentario, la iniciativa está a punto de convertirse en ley. Por eso, los principales referentes de este sector salieron a criticar los contenidos del proyecto. Básicamente, los puntos que más cuestionan son tres:
El artículo que obliga a las prepagas a afiliar a cualquier interesado sin importar la preexistencia de enfermedades; el que no permite discriminar por edad; y el que fuerza a las compañías a invertir 50% de su capital en activos financieros.
‘Estamos de acuerdo en regular el sector. Pero hacerlo de este modo es una locura‘, dijo Julio Fraomeni, referente del sector y presidente de la empresa de medicina prepaga Galeno.
–Los puntos sobre los que más hincapié hace el sector en torno de este proyecto de ley son aquellos que les impide a las compañías tener un filtro sobre los afiliados a tomar. ¿Cómo entiende que jugaría esto en las finanzas de las empresas?
–No hay ecuación que resista este análisis. Para muchas compañías significará el fin de sus operaciones; muchas desaparecerán. Supongamos que entran 100 personas por día, con necesidades de encarar tratamientos carísimos cada una. El ejemplo tal vez no sea el más feliz, pero es como si una aseguradora debiera tomar autos chocados y hacerse cargo de ellos. Es imposible. El riesgo que tomamos nosotros es infinito. Cuando una persona entra a nuestro sistema no sabemos cómo afectará a nuestro negocio.
También están en contra del artículo que los obliga a tomar gente mayor a 65 años de edad. ¿No se incluiría de este modo a mucha gente que hoy esta fuera del sistema de salud privado?
–Justamente lo que entendemos es que con la nueva ley se va a beneficiar a los que están fuera del sistema, en lugar de hacerlo con los que hoy forman parte. Luego de los 65 años está comprobado que una persona puede utilizar hasta cinco veces más los servicios de las prepagas. Esto representa un claro encarecimiento del servicio. ¿Y qué pasaría entonces si comienzan a ingresar al sistema afiliados de estas características? Los que terminan perjudicados son los que ya cuentan hoy con medicina privada, porque los costos se elevarían para todos. El Estado se debe ocupar de la gente que está fuera del sistema; así lo marca la Constitución.
–¿En qué porcentaje cree que se deberían incrementar las cuotas en caso de que la ley salga tal como está hoy?
–Es imposible hacer ese cálculo. Sería infinito. Si se incorporan afiliados con enfermedades preexistentes los costos se disparan una enormidad. Pensemos que hay tratamientos para hemofílicos que cuestan u$s 5 millones, o u$s 300.000 para afectados por algún tipo de cáncer.
–Otro punto novedoso de la iniciativa es la conformación de un ente oficial que estaría encargado de aprobar los aumentos de las cuotas. ¿Les molestaría tener que ir a pedir permiso cada vez que precisen subirlas?
–Ese sistema nos parece muy engorroso, sobre todo por los tiempos que se pueden llegar a manejar. No se puede emprender un rally de permisos, no tiene sentido. Nos parece bien tener que presentar una estructura de costos. Por otra parte, el ente a cargo de ésta punto debería ser el Ministerio de Salud.
–¿Están dispuestos a invertir el 50% de su capital en activos financieros, como marca el proyecto?
–Nosotros tenemos que invertir el dinero donde más lo precisamos, es decir en la construcción de hospitales y la incorporación de tecnología. Si nos obligan a hacerlo en activos financieros, no podremos ocuparnos de lo otro. ¿Qué hubiera ocurrido, por ejemplo, si en 2001 hubiéramos tenido ese 50% en bonos del Estado? Todo esto no hará más que perjudicar a los 4,5 millones de afiliados que hoy tienen las prepagas. La única solución será no salir a vender más planes.
MATÍAS BONELLI
cronista.com
18/11/2010

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