Es poco lo que se sabe sobre el trastorno de bipolaridad, una
enfermedad que existe hace mucho tiempo pero que, en los últimos 20
años, se popularizó y se hizo más conocida. Un ejemplo de la poca
información que se maneja acerca de esta patología es que el 49 por
ciento de los enfermos no está diagnosticado y el 31 recibió un
tratamiento inadecuado.
Estos datos se desprenden de los resultados del congreso realizado en
Lundbeck, Ibiza, sobre trastorno bipolar. El encuentro, caratulado como
“El desgobierno de la mente”, sirvió como marco para debatir sobre
informes que demostraron la escasez de datos clave y el desconocimiento
sobre este tema.
Carlos Vinacour, presidente de Fubipa (Fundación Bipolares de
Argentina), explicó por qué resulta tan difícil llegar a un diagnóstico:
“El problema es que se piensa a la bipolaridad en términos muy simples,
con grandes picos de manía y grandes picos de depresión, pero esto es
una excepción, en la práctica no se da”.
El trastorno bipolar, que afecta al 4,4 por ciento de la población,
es una enfermedad de origen genético que produce un desorden bioquímico
que, como consecuencia, altera el funcionamiento de los
neurotransmisores. El tratamiento correcto incluye psicofármacos y
terapia ya que el 40 por ciento de los enfermos sufre una recaída en el
primer año. De esta manera, con la asistencia correcta, los índices de
recuperación son altos.
Pedro Horvat, especialista en psiquiatría y psicoanálisis y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, afirma: “El trastorno bipolar aparece dentro de un abanico de depresión y manía. Las alteraciones entre una y otra no siempre son claras y ocurre que muchas veces una se hace más evidente que la otra, entonces, es cuando se producen los malos diagnósticos”.
Pedro Horvat, especialista en psiquiatría y psicoanálisis y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, afirma: “El trastorno bipolar aparece dentro de un abanico de depresión y manía. Las alteraciones entre una y otra no siempre son claras y ocurre que muchas veces una se hace más evidente que la otra, entonces, es cuando se producen los malos diagnósticos”.
El trastorno bipolar puede llegar a reducir la esperanza de vida
entre 13 y 30 años ya que los enfermos son más propensos a contraer
algún tipo de cáncer, enfermedades cardíacas, hacer un ACV o desarrollar
obesidad mórbida. Las tasas de suicidios también son altas, lo mismo
que las de pacientes adictos.
A lo largo del tiempo no varió el porcentaje de enfermos, pero lo que
sí cambió es la forma en que la palabra bipolar se instaló en el
imaginario colectivo. Antes podía tener connotaciones despectivas, ahora
eso no sucede.
Fuente: AIM Digital
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