Cuando el “difícil” no es el jefe... Cómo evitar el impacto en el equipo de trabajo.-
En todo grupo hay conflictos, eso es inevitable. Pero cuando en los
conflictos aparece siempre el mismo protagonista, es probable que nos
encontremos con un caso “difícil”. ¿Cómo lidiar con estas personas y
evitar que afecten al equipo de trabajo?
Las conductas que vuelven a alguien “difícil” muchas veces nacen no sólo de características personales, sino también de estímulos que se generan en el medio en el que trabaja”. Estas personas tienden a no expresar abiertamente lo que les pasa, por lo tanto, los mensajes que emiten suelen ser poco claros. También tienen cierto grado de resistencia y negatividad que hace que vincularse con ellas no sea fácil.
Las conductas que vuelven a alguien “difícil” muchas veces nacen no sólo de características personales, sino también de estímulos que se generan en el medio en el que trabaja”. Estas personas tienden a no expresar abiertamente lo que les pasa, por lo tanto, los mensajes que emiten suelen ser poco claros. También tienen cierto grado de resistencia y negatividad que hace que vincularse con ellas no sea fácil.
Las personas difíciles, en general, piensan que ellas no tienen
problema alguno, el problema “es de los demás”. Estas personas están en
conflicto con el rol o con el contexto en el cual se desempeñan. Aquí,
habrá que evaluar el nivel de deterioro del contrato psicológico
suscrito con la empresa. Cuando este contrato demuestra contener más
fantasías que realidades, probablemente aparezca alguien difícil y ello
es así pues se esperan cosas que la empresa no puede aportar.
En general, una persona “difícil” suele ser detectada por sus
compañeros de trabajo, ya que su comportamiento modifica el clima
interno. Pero, también, la existencia de este tipo de persona puede ser
negada por quienes tienen cierto nivel de responsabilidad en la solución
pues, aceptar tener un persona difícil puede ser “una carga”.
En muchas ocasiones, una persona se vuelve problemática al atravesar
alguna situación de crisis personal o laboral. Este cambio genera
desconcierto entre sus compañeros y afecta la dinámica del grupo de
trabajo. En consecuencia, muchas personas terminan siendo víctimas de la
situación: por un empleado, sufre un grupo que lo está sosteniendo.
En la medida de los posible, lo recomendable es contar con el apoyo
de profesionales especializados en temas como comunicación y manejo de
conflictos. Pero, fundamentalmente, es necesario y clave, contar con
gerentes capacitados para gestionar sus recursos humanos, ya que son los
gerentes quienes se quedan cuando el consultor se va.
La construcción de equipos no se logra expulsando a los “difíciles”
sino actuando a modo de catalizador para potenciar los talentos
individuales alrededor de una visión en común. Por eso, todo proceso
formativo que apunte a mejorar la comunicación, se aplica a esta
problemática.
La situación cambia si la persona difícil es un jefe. Si es el número
uno de la organización, o un jefe inamovible, es muy complicado hacer
cambios. En esos casos lo que se ve es una alta rotación de personal y
gente que se quiebra emocionalmente. De todas maneras, hay
intervenciones que se pueden realizar en forma grupal y paliativa.
En cualquier caso, la solución es fortalecer al individuo, desde ya,
siempre que éste quiera y si existe voluntad para rescatarlo. Por otra
parte, si el individuo, a pesar de la asistencia que se le dé, no quiere
y/o no puede darse cuenta que necesita ayuda, la desvinculación de la
empresa es la solución más sana para todos.
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