La
búsqueda “de la calidad del servicio” representa un desafío o incluso
una prioridad estratégica para los profesionales de la salud.
Ofrecer
un servicio profesional es, ni más ni menos, que la elaboración
progresiva de un conjunto de acuerdos imprescindibles para que la
intervención profesional pueda llevarse a cabo. Representa una instancia
realmente creativa, ya que integra aspectos técnicos – conceptuales y
de comportamiento.
No es otra cosa que lograr en la realidad que el paciente tome la decisión de elegir el servicio y la ejecute en consecuencia.
Para
ello debemos empezar por analizar que es lo que tenemos para ofrecer
a los potenciales pacientes y de que herramientas nos vamos a valer
para ejecutarlo.
Como
oferente de un servicio, el profesional posee una amplia gama de
herramientas especificas a utilizar para detectar oportunidades y
aumentar la cantidad de pacientes satisfechos.
La
propuesta de servicio debe orientarse a resolver los problemas del
paciente y a agregarle valor al mismo como individuo. El verdadero
desafío en esta etapa es comprender que cada paciente está ubicado
mental y conceptualmente en planos diferentes.
Esta
comprensión de la realidad del mercado, permitirá la elaboración de una
propuesta de servicio profesional única y excluyente para cada
paciente, que contemple su punto de vista particular y agregarle los
beneficios adicionales que excedan el marco de su expectativa.
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