En un mundo perfecto tu trabajo estaría muy por encima de lo
exigible, tu genialidad sería reconocida universalmente y tu puesto
jamás correría peligro alguno. Pero este no es un mundo perfecto. Nunca
lo fue y ciertamente, ahora lo es menos. Con una coyuntura económica
difícil, vos podés ser el siguiente.
Los empleos no están exentos de recortes, ni mucho menos. Las empresas necesitan sobrevivir y, para ello, abaratan costos. Y la vía rápida es la disminución de la nómina.
Los empleos no están exentos de recortes, ni mucho menos. Las empresas necesitan sobrevivir y, para ello, abaratan costos. Y la vía rápida es la disminución de la nómina.
¿Qué hago si me despiden?
Mañana lunes te despertás y dispones de 24 horas libres. Sin jefes,
ni horarios, ni compañeros de trabajo. Sin rutina ni estrés ni mal
humor. Enteramente libres. Pero también sin sueldo, sin rol … Ese es el
horror de todo trabajador.
Existen dos clases de despido:
1.Las reducciones masivas en las que desaparecen departamentos o
unidades enteras de una empresa. En estos casos, la dirección se da
cuenta de que un departamento no es rentable o es prescindible y ya no
puedes hacer nada. De un día para otro, todos los miembros de un equipo
están en la calle, sin trabajo.
2.Despido individual. Esto es lo más frecuente. Ante los elevados
gastos, la empresa decide reducir el número de trabajadores y, para
ello, consultará la rentabilidad de cada uno de ellos. Los trabajadores
menos productivos serán los desafortunados en irse a la calle. Sin
embargo, evitar esto sí que es posible, dado que si el gestor del
departamento despide a dos, pero mantiene a los otros diez, ¿qué tendrán
ellos que no tenga yo?
Aquí algunos consejos para evitar tu despido: muéstrate siempre
contento con tu puesto de trabajo, actualiza tu currículum vitae
mientras ejerces tu profesión y no tengas miedo en reparar en aquellos
detalles que describan el valor cuantificado de las actividades
desarrolladas. Intenta colaborar con todo el equipo y sé valioso más
allá de tu propio departamento para que todos hablen bien de vos.
Si, a pesar de todo, te despiden, tienes trabajo por hacer. Es
difícil no dejarse hundir por la preocupación de perder el empleo, pero
la única manera de mantener la estabilidad emocional es saber afrontar
con entereza los distintos baches que aparezcan en el camino, sean
grandes o pequeños. Piensa que el estar desempleado es solo un tránsito
hacia un mejor trabajo. Los desempleados sufren una notable pérdida de
autoestima y es ahí donde deben convencerse de que ésto sólo merma sus
capacidades y habilidades para el encuentro de un nuevo empleo. Aunque
la negatividad y el pesimismo formen parte del proceso de duelo, las
personas que han sido despedidas han de recordar que quejarse, protestar
y lamentarse no va a devolverles su puesto de trabajo.
Hablamos de transición hacia un nuevo empleo porque toda persona
parada, inconscientemente, atraviesa cinco etapas. Y únicamente
conseguirá su nuevo puesto de trabajo cuando haya superado las cinco.
La primera etapa es la negación de lo que ha sucedido, nadie quiere
admitir el fracaso profesional que supone su propio despido. La segunda
la protagoniza la ira, cuando el desempleado habla vengativamente de la
decisión tomada por su empresa. Luego, cuando ya no queda nada que
reprocharle a la empresa, se intenta recuperar el puesto de trabajo de
todas las formas posibles. Algo que ya es demasiado tarde para intentar y
que desemboca en la cuarta fase: la tristeza y desolación. Finalmente,
con el paso del tiempo, llega esa quinta y última fase, la de la
aceptación, cuando se asume con entereza el presente y a partir de él,
comienza a dar los primeros pasos hacia un nuevo futuro laboral. Todo
esto bien podría aplicarse a otras áreas no estrictamente profesionales,
pues nos recuerda incluso a las fases de una ruptura sentimental. En
cualquier caso, es necesario superarlas para seguir adelante.
Lo primordial es entender que estar desempleado no significa no tener
nada que hacer. Todo lo contrario. Empieza por comunicarle la mala
noticia a tus amigos y familiares, cuyo apoyo moral siempre será
favorable para agilizar todo el proceso de tristeza y desesperación.
Fíjate objetivos a corto y a largo plazo, tener metas siempre es una
forma de incentivarse a uno mismo y recuperar el ánimo. Una de las
tareas más útiles es la de construir toda una red de contactos,
comunicarse con el entorno y abrirse a nuevas ofertas de trabajo.
Reflexiona sobre lo que verdaderamente te gusta, ahora que estás a
tiempo de elegir, y ten en cuenta si el nuevo puesto de trabajo va
ligado a tus preferencias y a tus capacidades personales, de lo
contrario podrías caer en un nuevo despido. En este sentido, siempre es
bueno tener en cuenta la posibilidad de cursos de formación, así como
instruirse sobre la preparación de una entrevista de trabajo, etc.
Con todos estos pasos, al final el desempleado se da cuenta de que
está luchando por lograr en el futuro un saldo más digno del que tuvo.
Se construirá como persona y se abrirá a nuevas opciones del mercado
laboral. Aunque al principio pueda parecerlo, el desempleo no es el fin
del mundo. Después de todo, solo es un camino de transición entre
nuestro antiguo trabajo y el que nos está esperando a la vuelta de la
esquina.
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