La semana próxima quedaría solucionado el conflicto entre las
clínicas y las empresas de medicina prepaga, que se convirtió en una
amenaza para los afiliados al sistema. Según fuentes del sector, el
Gobierno aprobaría un incremento del 5,5% en las cuotas, que está pendiente desde agosto pasado; el aumento, admitió Sergio Belocopitt, CEO y accionista principal del grupo Swiss Medical, es «fundamental» para el sector.
Quien debe aprobar el incremento de cuotas -que los empresarios usarán casi en su totalidad para pagar la suba salarial pactada en la paritaria de agosto con el gremio de la Sanidad- es el superintendente de Salud, Ricardo Bellaggio. Pese a que este funcionario depende del ministro de Salud, Juan Manzur,
quien detuvo la aplicación del aumento de cuotas que debía regir a
partir del 1 de febrero, fue el omnipresente secretario de Comercio
Interior Guillermo Moreno.
El poderoso funcionario le encomendó a Bellaggio que, antes de permitir la suba del 5,5%
en las cuotas, exigiera a las empresas un detallado informe sobre su
estructura de costos; las prepagas cumplieron en tiempo y forma, pero
hasta la fecha no se produjo la aprobación oficial.
Ante esta situación Jorge Cherro, presidente de ADECRA (la cámara que reúne a clínicas, laboratorios, centros de medicina ambulatoria, etc.), emitió un comunicado en el que informaba que se iban a cobrar «copagos» a los afiliados de las prepagas, ante la negativa de éstas a aumentar los honorarios que les abonan por consultas, tratamientos, análisis e internaciones.
Esos copagos también deben ser aprobados por la Superintendencia de Salud,
por lo que -pese al anuncio de la entidad- eran tan inaplicables como
los aumentos de cuota. Claramente, los dueños de clínicas y laboratorios
(«prestadores», en la jerga del sector) decidieron llamar la atención con un anuncio que a priori no podía ser llevado a la práctica. De hecho, ningún afiliado de prepaga debió abonar monto extra alguno estos días.
«No entendemos por qué los prestadores hicieron lo que
hicieron; en lugar de ir a Comercio o a la Superintendencia, nos culpan
a nosotros de que no les alcanza la plata. A nosotros, con estas
cuotas, tampoco», se encrespa Belocopitt. Agrega que «los usuarios no tienen nada que ver en esta pelea, pero los quisieron poner en el medio, sin sentido».
Cabe apuntar que las empresas de medicina prepaga están divididas en dos cámaras: CIMARA, que representa a las más grandes, y ADEMP, que nuclea a las medianas y chicas. Swiss Medical, sin embargo, no está en ninguna de ellas: hace un tiempo Belocopitt decidió retirarse de CIMARA,
disconforme con algunas decisiones de la cámara. Un rumor indica que,
ante lo crítico de la situación que atraviesa el negocio, ambas cámaras estarían negociando una fusión, y convencer a Belocopitt de que retorne; después de todo, Swiss Medical tiene cerca del 20% del mercado, y es por lejos el jugador más importante.
En la actualidad hay unos 5,5 millones de afiliados al sistema de medicina privada, de los cuales -en números redondos- cerca de un millón y medio paga la cuota mensual en forma directa; los otros cuatro millones están en el sistema a través de acuerdos entre sus empleadores o sus sindicatos y las empresas del sector.
Y dado que la cuota es un porcentaje de sus salarios, la suba de la
cuota se produce automáticamente cada vez que se les aumenta el sueldo.
Cherro, el representante de los prestadores, había tenido ya un encontronazo con Moreno a mediados del año pasado, cuando el funcionario los amenazó con aplicar la Ley de Abastecimiento si -por no llegar a un acuerdo con los empresarios- les cortaban el servicio a los afiliados. En esa reunión se informó que estaban negociando un aumento del 30% con las empresas (15% en agosto, otro 15% en diciembre); sin embargo, quedó un resto del 5,5% impago, que es lo que está en cuestión por estas horas.
Fuente: Ambito.com
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