Así lo afirma la revista científica Lancet. Además,
la Asociación Médico Escocesa no lo recomienda para menores de edad.
Experimentar con negras y pobres, no parece estar mal.-
La
nueva campaña anticonceptiva de la fundación de Melinda Gates ha
despertado la polémica. Líderes y abogados de la comunidad negra
aseguran que las mujeres de color y de bajos recursos sufren efectos
secundarios del autoadministrado ‘Depo Provera’ promovido por la
Fundación Gates.
El anticonceptivo incrementa en ocho veces el riesgo de contraer el SIDA, según la revista científica Lancet. Además, la Asociación Médico Escocesa no lo recomienda para menores de edad. A pesar de ello, se sigue distribuyendo sin control, sin completa información y, por tanto, sin consentimiento informado.
“Ninguna mujer africana se inyectaría si tuviera pleno conocimiento de los riesgos del anticonceptivo”, señala Kwane Fosu, directora de Rebecca Project for Human Rights a C-Fam. “En realidad en los países donde las mujeres conocen los riesgos el ‘Depo Provera’ está desaconsejado”, añade. Rebecca Project denunció recientemente la experimentación humana y el sesgo racial de los programas de población americanos y de NNUU. El informe denuncia el pésimo historial de Pfizer en materia de anticonceptivos: Norplant fue eliminado del mercado americano después de múltiples demandas. No obstante, se sigue distribuyendo en África a través del acuerdo con Bayer.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda a las mujeres que usan progesterona inyectable como el ‘Depo Provera’ que utilicen, además, el condón. Pues bien, la mayor distribuidora del ‘Depo Provera’, la Internacional de Planificación Familiar (IPPF por sus siglas en inglés), no sólo no recomienda el uso el condón, sino que niega los efectos secundarios. Y no son pocos: estudios científicos concluyen que su consumo incrementa el riesgo de cáncer de mama, reduce la resistencia a las infecciones, puede generar esterilidad y provoca defectos en la descendencia si accidentalmente se inyecta en una mujer embarazada.
La fundación Gates, la Agencia Americana para el Desarrollo (USAID), el departamento británico para el desarrollo (DFID), la farmacéutica Pfizer y el Fondo de NNUU para la Población han invertido millones de dólares para desarrollar la nueva versión de Depo Provera, el llamado ‘Sayana Press’. Se trata de una inyección subcutánea unidosis y que puede ser administrada por la misma mujer. De momento ya se ha implantado un programa piloto en el África subsahariana y en el sur de Asia, aunque el objetivo es extenderse a 120 millones de mujeres y niñas.
Según el Wall Street Journal Market Watch, Pfizer espera facturar 36 millones de dólares anuales con este anticonceptivo.
El anticonceptivo incrementa en ocho veces el riesgo de contraer el SIDA, según la revista científica Lancet. Además, la Asociación Médico Escocesa no lo recomienda para menores de edad. A pesar de ello, se sigue distribuyendo sin control, sin completa información y, por tanto, sin consentimiento informado.
“Ninguna mujer africana se inyectaría si tuviera pleno conocimiento de los riesgos del anticonceptivo”, señala Kwane Fosu, directora de Rebecca Project for Human Rights a C-Fam. “En realidad en los países donde las mujeres conocen los riesgos el ‘Depo Provera’ está desaconsejado”, añade. Rebecca Project denunció recientemente la experimentación humana y el sesgo racial de los programas de población americanos y de NNUU. El informe denuncia el pésimo historial de Pfizer en materia de anticonceptivos: Norplant fue eliminado del mercado americano después de múltiples demandas. No obstante, se sigue distribuyendo en África a través del acuerdo con Bayer.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda a las mujeres que usan progesterona inyectable como el ‘Depo Provera’ que utilicen, además, el condón. Pues bien, la mayor distribuidora del ‘Depo Provera’, la Internacional de Planificación Familiar (IPPF por sus siglas en inglés), no sólo no recomienda el uso el condón, sino que niega los efectos secundarios. Y no son pocos: estudios científicos concluyen que su consumo incrementa el riesgo de cáncer de mama, reduce la resistencia a las infecciones, puede generar esterilidad y provoca defectos en la descendencia si accidentalmente se inyecta en una mujer embarazada.
La fundación Gates, la Agencia Americana para el Desarrollo (USAID), el departamento británico para el desarrollo (DFID), la farmacéutica Pfizer y el Fondo de NNUU para la Población han invertido millones de dólares para desarrollar la nueva versión de Depo Provera, el llamado ‘Sayana Press’. Se trata de una inyección subcutánea unidosis y que puede ser administrada por la misma mujer. De momento ya se ha implantado un programa piloto en el África subsahariana y en el sur de Asia, aunque el objetivo es extenderse a 120 millones de mujeres y niñas.
Según el Wall Street Journal Market Watch, Pfizer espera facturar 36 millones de dólares anuales con este anticonceptivo.
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