Así se desprende de un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud y publicado por la revista Lancet.
Ginebra. Los niños con discapacidad sufren actos de violencia
con una frecuencia casi cuatro veces mayor que los que no tienen
discapacidad, según una revisión encargada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicada hoy en la revista médica The Lancet.
Los
resultados de la revisión indican que los niños con discapacidad son
víctimas de alguna forma de violencia con una frecuencia 3,7 veces mayor
que los no discapacitados; de la violencia física con una frecuencia
3,6 veces mayor, y de la violencia sexual con una frecuencia 2,9 veces
mayor. Los niños cuya discapacidad se acompaña de enfermedad mental o
menoscabo intelectual son los más vulnerables, pues sufren violencia
sexual con una frecuencia 4,6 veces mayor que sus homólogos sin
discapacidad.
Los factores que determinan
que los niños con discapacidad tengan un riesgo mayor de ser víctimas
de la violencia son el estigma social, la discriminación y la ignorancia
con respecto a la discapacidad, así como la falta de apoyo para las
personas que cuidan de ellos. La vulnerabilidad frente a la violencia
aumenta cuando los niños con discapacidad son recluidos en un
establecimiento sanitario. En estos y otros entornos, los niños con
dificultades para comunicarse no pueden denunciar los malos tratos.
“Los
resultados de esta revisión demuestran que los niños con discapacidad
son desproporcionadamente vulnerables a la violencia y que sus
necesidades se han desatendido por demasiado tiempo”, señala el doctor
Etienne Krug, director del Departamento de Prevención de la Violencia y
los Traumatismos y Discapacidad de la OMS. “Sabemos que existen
estrategias particulares para prevenir la violencia y mitigar sus
consecuencias. Lo que tenemos que hacer ahora es determinar si también
dan resultado en los niños con discapacidad. Es imperativo elaborar un
plan de acción al respecto.”
La revisión publicada representa la
prueba más sólida obtenida hasta hoy de la violencia contra los niños
con discapacidad. Los 17 estudios incluidos en la revisión aportaron en
total datos de 18.374 niños con discapacidad de países de ingresos
altos —España, los Estados Unidos, Finlandia, Francia, Israel, el Reino
Unido y Suecia—, lo que pone de relieve la necesidad urgente de efectuar
investigaciones de gran calidad en los países de ingresos bajos y
medianos.
Ciertos programas de inspección de los establecimientos
donde se interna a niños en riesgo de sufrir actos de violencia y la
capacitación dirigida a mejorar las aptitudes de los padres para cuidar
de sus hijos han dado buenos resultados para prevenir la violencia
contra los niños sin discapacidad. Estas y otras medidas promisorias
que se describen en las obras Preventing child maltreatment: a guide to
taking action and generating evidence [Prevención del maltrato infantil.
Guía para tomar medidas y obtener datos de investigación] y Violence
prevention: the evidence [Prevención de la violencia. Los datos de
investigación] publicadas por la OMS, deben ser aplicadas y evaluadas de
manera prioritaria para determinar su eficacia en los niños con
discapacidad.
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad,
promulgada por las Naciones Unidas, destaca la necesidad de proteger
los derechos de los niños con discapacidad y velar por que logren una
participación en la sociedad que sea plena y en pie de igualdad. Ello
entraña evitar las experiencias negativas de la violencia contra los
niños, que acarrean una gran variedad de consecuencias negativas para la
salud y el bienestar en etapas posteriores de la vida. Cuando la
prevención fracasa, la asistencia y el apoyo de los niños que han sido
víctimas de la violencia son vitales para su recuperación.
En el World report on disability [Informe mundial sobre la discapacidad],
coeditado por la OMS y el Banco Mundial, se describen las
intervenciones eficaces para mejorar la salud y la participación social
de los niños discapacitados y se propugna que los que están recluidos en
establecimientos sanitarios sean dados de alta. Es imperativo
fortalecer el cuidado y la protección de los niños con discapacidad que
actualmente están alejados del hogar actuando contra la cultura y las
estructuras de los centros de internamiento que empeoran el riesgo de
violencia.
“Los efectos de la discapacidad de un niño en su
calidad de vida dependen en gran parte de la manera como son tratados
por otras personas”, subraya el doctor Mark Bellis, director del Centro
de Salud Pública de la John Moores University, en Liverpool. “El
gobierno y la sociedad civil tienen la obligación de velar por que esa
victimización sea denunciada y evitada".
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