Cuando desde la empresa uno se propone construir un equipo cohesionado, unido y eficaz, se comienza a evaluar la posibilidad de incluir recursos como programas de liderazgo o acciones de team building (construcción de equipos) dentro de la compañía. Sin embargo, hay un paso anterior que muchas ejecutivos olvidan a la hora de contratar o armar estos programas.
Los conflictos que permanecen escondidos entre los miembros de una empresa tienen dos salida posibles por delante: o estallan en situaciones de las que es difícil volver sin consecuencias o se serenan, descubriendo la intención inicial de sus integrantes. La clave está en saber llevar a los equipos a la segunda salida.
Los recursos de programas de liderazgo o team building para empresas, ya sean outdoors o indoors , deportivos o en seminarios, son solamente eso: recursos. A través de ellos se pueden rescatar las características más íntimas de cada uno de los talentos humanos de la organización.
Pero, así como el triunfo de las organizaciones exitosas se encuentra anclado en la intención de las personas que las integran, el fracaso también.
Los cambios culturales de hoy, las grandes dosis de apuntes de trabajo de equipo, los tratados sobre comunicación y gestión del cambio, pierden cierto porcentaje de solidez si no están administrados interiormente por una buena intención. Sí, tan simple como eso.
Intentar transmitir experiencias de aprendizaje es algo posible que roza lo imposible. ¿Paradójico, no?
El intercambio de hoy, requiere de un flujo de ida y vuelta de alta calidad, para que las partes realmente sientan el per se (la naturaleza) de lo que se busca comunicar y transmitir.
El instante previo (de una persona o un grupo) al comienzo de la acción de recibir debería tener la misma serenidad e intención que la de aquella persona que esta por comenzar a transmitir. Esto es lo que se denomina “sensaciones analógicas”.
Las grandes corporaciones, las reuniones de negocios y los más estresantes momentos de las Pyme en ascenso, podrán no compartir su objeto o sus metodologías, pero estarán de acuerdo en algo: la falta de analogía en las sensaciones.
Empresas y consultoras comienzan a “bucear” en las capas adecuadas de las personas adecuadas para mejorar al máximo esta peculiar analogía.
Los programas anclados a este eje no son taxativos al esquema del trabajo en equipo. Los programas de formación de líderes o que se enfoquen a aumentar la capacidad gerencial y de liderazgo, encuentran un fuerte aliado en el concepto de analogía de sensaciones.
Las organizaciones son sistemas sociales. Pero muchas veces en sus estructurados procesos y métodos de cambio, son olvidadas las bases mas simples y sencillas de las personas que intervienen, con culturas, ritmos y hasta enfoques diferenciados, que trabajan para lograr un objetivo en común.
Por ello es que al delinear la intención del “ser”, el trabajo en equipo finalmente fluye.
Los conflictos que permanecen escondidos entre los miembros de una empresa tienen dos salida posibles por delante: o estallan en situaciones de las que es difícil volver sin consecuencias o se serenan, descubriendo la intención inicial de sus integrantes. La clave está en saber llevar a los equipos a la segunda salida.
Los recursos de programas de liderazgo o team building para empresas, ya sean outdoors o indoors , deportivos o en seminarios, son solamente eso: recursos. A través de ellos se pueden rescatar las características más íntimas de cada uno de los talentos humanos de la organización.
Pero, así como el triunfo de las organizaciones exitosas se encuentra anclado en la intención de las personas que las integran, el fracaso también.
Los cambios culturales de hoy, las grandes dosis de apuntes de trabajo de equipo, los tratados sobre comunicación y gestión del cambio, pierden cierto porcentaje de solidez si no están administrados interiormente por una buena intención. Sí, tan simple como eso.
Intentar transmitir experiencias de aprendizaje es algo posible que roza lo imposible. ¿Paradójico, no?
El intercambio de hoy, requiere de un flujo de ida y vuelta de alta calidad, para que las partes realmente sientan el per se (la naturaleza) de lo que se busca comunicar y transmitir.
El instante previo (de una persona o un grupo) al comienzo de la acción de recibir debería tener la misma serenidad e intención que la de aquella persona que esta por comenzar a transmitir. Esto es lo que se denomina “sensaciones analógicas”.
Las grandes corporaciones, las reuniones de negocios y los más estresantes momentos de las Pyme en ascenso, podrán no compartir su objeto o sus metodologías, pero estarán de acuerdo en algo: la falta de analogía en las sensaciones.
Empresas y consultoras comienzan a “bucear” en las capas adecuadas de las personas adecuadas para mejorar al máximo esta peculiar analogía.
Los programas anclados a este eje no son taxativos al esquema del trabajo en equipo. Los programas de formación de líderes o que se enfoquen a aumentar la capacidad gerencial y de liderazgo, encuentran un fuerte aliado en el concepto de analogía de sensaciones.
Las organizaciones son sistemas sociales. Pero muchas veces en sus estructurados procesos y métodos de cambio, son olvidadas las bases mas simples y sencillas de las personas que intervienen, con culturas, ritmos y hasta enfoques diferenciados, que trabajan para lograr un objetivo en común.
Por ello es que al delinear la intención del “ser”, el trabajo en equipo finalmente fluye.
- 26.09.2010 | Jorge De La Vega (Presidente de consultora JVP)
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